Estos son fragmentos de testimonios de algunos participantes del proyecto:
"Mi experiencia en el proyecto fue inolvidable y a la vez emocionante. Pude vivenciar y palpar una realidad ante la cual estaba ajena. Pero, mas allá de todo, fue hermoso pasar tiempo con la gente, con un corazón muy humilde y dispuesto a recibir todo lo que les dábamos desde algo material, hasta sólo una visita, y una sonrisa... Creo que lo mas impactante es ver el poder de Dios al cambiar vidas, y saber que somos instrumentos en sus manos, más allá de las distancias, la cultura y la situación socio-económica. Y también el crecimiento que deja a nuestras vidas, es una experiencia de un valor incalculable y de la cual no me arrepiento de haber invertido".
Noelia Koch, estudiante de la Universidad Nacional del Litoral, Paraná (2004)
"El proyecto misionero fue algo muy importante en mi vida... vas a ese lugar a dar lo poco que tenés, que no es material, y recibís bastante más. La experiencia te enseña mucho y queda demostrado como Dios te puede utilizar aunque a veces a uno le parece que es imposible hacer determinadas cosas...con Dios es posible no solo alcanzar esta región sino cambiar al mundo entero, solo hay que estar dispuesto a que Dios nos utilice... porque nosotros somos las herramientas que el usa para poder realizar ese cambio en el mundo...".
Diego Roth, estudiante de la Universidad Nacional del Litoral, Santa Fé (2004)
"Tuve la oportunidad de estar en una semana en Colalao del Valle (Tucumán), y de ayudar a una odontóloga que estaba en nuestro grupo de trabajo. Nos encontramos con cantidades de personas con infecciones de varias semanas o quizás meses. El Centro de Salud donde las atendíamos era muy precario, no había un sillón para odontología, así que me tocaba sostenerles la cabeza a las personas mientras Ruth arreglaba las caries o sacaba las muelas. También estuve trabajando con un grupo grande de adolescentes que decidieron aceptar a Jesús a sus corazones. Fue una experiencia inolvidable, enriquecedora, mi vida no fue la misma después de este Proyecto, creo que Dios despertó un amor especial por esas personas que no dejaban de decirnos “Gracias por venir! Gracias por acordarse de nosotros!”.
Ann Marie Thorsell, estudiante de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, Paraná (2004)
"La experiencia de ir a San Antonio de El Cajón fue muy buena. La gente del lugar es muy amable y abierta a escuchar las palabras que les decimos. Es grandioso servir a Dios brindando tiempo y amor a estas personas que tanto lo necesitan. Realmente es mucho más lo que uno se lleva de esto que lo que uno da".
Evelyn Bazyluk, 19 años, estudiante de Psicología, Universidad Argentina de la Empresa, Buenos Aires (2009)
"Mis actitudes de servicio no son muy frecuentes pero un dia mientras estaba pintando en la escuela de El Arbolar (Tucumán),paré un ratito y dije, en verdad estoy loco.... estoy laburando para chicos que ni siquiera me van a conocer pero en una de las aulas habia un cartelito era feo y la pared mas fea que el cartel y el pizarron estaba hecho cuero pero no importaba... el cartelito parecia brillar... decia : "Aqui se forman los genios del mañana"....desde ese momento pude ver cual era la realidad, y pude aprender a amar a esos chicos que yo no conocia..."
Pablo Ojeda, 19 años, estudiante de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, Paraná (2009)
"Durante la primer semana de trabajo, estuve con un grupo en la biblioteca de Amaicha del Valle (Tcumán) dando clases de apoyo en algunas materias. Fue muy bueno poder hacer algo que disfruto en este lugar y ver la buena respuesta de la gente en esto"
Alberto Barboza, 23 años, estudiante de la Universidad Nancional de la Patagonia San Juan Bosco, Comodroro Rivadavia (2009)
"Una de las personas que conocimos en Amblayo (Salta) fue Ramón Mamaní. El es ciclista de competición, con varios trofeos locales, departamentales y provinciales en su haber. Estaba en el pueblo trabajando en la construcción de una central eléctrica, ya que su presupuesto a veces no alcanza a abastecer a su esposa y cinco hijos. Ramón es una persona activa y muy “buscavida”. Además de este trabajo se dedica a la apicultura, un oficio bastante divulgado en la región. Ramón posee varios enjambres diseminados por los parajes cercanos a Cachi de donde es oriundo. Y por si esto resultara poco, dedica tiempo a entrenar en su bicicleta por los escarpados caminos calchaquíes. Nos comentaba que para llegar hasta Amblayo para trabajar durante la semana, hay que recorrer una distancia considerable por un camino empinado y de ripio, entonces el toma y colectivo que lo deja a varios kilómetros del pueblo saliendo desde Cachi y comienza a recorrer en su bicicleta el tramo restante, plagado de empinadas cuestas y descensos vertiginosos.
Los fines de semana viaja a reencontrarse con su familia en Cachi, y aprovechando que en la segunda semana estábamos allí, lo pasamos a saludar por su casa y conocimos su familia. Ramón aceptó a Cristo en Amblayo, y su hijo pudo seguir sus pasos en Cachi. Fue una gran alegría el encuentro ya que pudimos compartir con el y los suyos el amor de Dios, además de pasar un agradable momento cenando pizzas caseras hechas en horno de barro!! Que mas se puede pedir?
Silvina Zanetta, Periodista, Rosario (2009)
"Conozcan a Elida, la directora y única maestra permanente de una humilde escuela en Barrancas, a unos 10 kilómetros de San Carlos, Salta.
La escuela en Barrancas es una escuela con sólo 14 niños adoptada por Cruzada Estudiantil ya desde el año pasado. Cuando conocimos a Elida, de inmediato nos dimos cuenta de su gran amor por los niños y por Dios al realizar su tarea. Barrancas consta de unas pocas familias que viven en condiciones muy humildes, sin luz, a veces sin agua a menos que les traigan en camión desde San Carlos. Allí pueden verse muy pocos animales, salvo un corral con cabras ya que según nos cuentan es imposible criar ovejas, como en otras épocas debido a las condiciones secas del clima y a la vegetación con muchas espinas que poseen. Las casas están muy distantes, así que algunos niños deben caminar mucho para llegar a su escuela.
Allí, Elida recibe a los 14 niños y en una sola aula les enseña en los 9 niveles que posee la escuela. Fue curioso cuando llegamos, ver el pizarrón partido en 3, en una parte se explicaba Lengua, en otra Religión y en otra Matemáticas. Ella prepara todas sus clases cada día tratando de sacar a sus niños de esa situación a través de la educación que les brinda. Pero Elida, no se conforma solo con eso. Pudimos ver como desarrolla en sus niños valores y amor por Dios y por las personas. No es raro ver en las paredes de sus cursos cartulinas con leyendas como ‘Jesús, nuestro amigo’ y escucharla hablar sobre como Dios quiere lo mejor para sus vidas. Tal vez este amor es la que la lleva a ir desde Cafayate (un pueblo muy próspero en los Valles Calchaquies) donde vive hasta su escuelita en Barrancas. A pesar de tener auto, ella decide quedarse todas las noches en una piecita para poder preparar el material que verán sus alumnos.
Elida recibe una ayuda del gobierno de $0.85 diarios para alimentar a cada niño. Con eso, ella y Paola (la conserje del lugar) hacen milagros cada día para darles una alimentación saludable a sus niños. Elida es un ejemplo de cómo con muy poco se puede hacer tanto.
Durante el tiempo del proyecto hablé con Elida para ponernos a su disposición y ayudarles en sus necesidades. Durante las 3 semanas, el equipo en San Carlos de la Cruzada Estudiantil estuvo construyendo un gallinero, arreglando y pintando las puertas y ventanas, pintando el comedor de la escuela, brindando asistencia médica y odontológica, realizando actividades con los niños (deportes, juegos, títeres, obras de teatro), proyectando en pantalla gigante la película Jesús y entregando donaciones de alimentos, calzados, ropa y medicamentos. Pudimos ir en tres oportunidades, pasar allí dos noches, durmiendo en el suelo, pero felices de conocer este lugar y a esta gente tan maravillosa".
Mariano Córdoba, Ingeniero, staff de Cruzada Estudiantil, San Miguel de Tucumán (2009)
"Con el equipo de Angastaco, durante la segunda semana, trabajamos con distintos grupos: niños, jóvenes y mujeres. En las mañanas íbamos visitando las casas de la comunidad para invitar a las familias para las actividades de la tarde: un tiempo para los niños (juegos), un tiempo para los jóvenes (deportes), y un tiempo para mujeres (manualidades.) Entre todos, tuvimos muchas oportunidades para compartir el evangelio visitando las casas.
En las tardes, el grupo que tuvo mas frutos visibles fue con el grupo de mujeres. El primer día vinieron 9 mujeres, y después de hacer un porta-pava con palitos de bambú, Fabiana tuvo la oportunidad de hablarles acerca de ‘Dios el Creador.’ y compartió el evangelio. Todas excepto una aceptaron al Señor. El segundo día, Dios trajo triple la cantidad de mujeres para hacer manualidades y escuchar el evangelio. Fabiana estaba muy conmovida a ver las caras de las mujeres cuando escuchaban que Dios las hizo únicas. El ultimo día, Fabiana estaba triste porque no vinieron las mismas mujeres que los días anteriores… pero Dios tenia un plan y propósito mas grande! Otra vez, Fabiana pudo compartir el evangelio con nuevas personas, y todas aceptaron a Cristo. Al terminar la semana, más de 22 mujeres del pueblito de Angostaco habían aceptado a Cristo. Fabiana pudo juntarse con algunas de las mujeres que tenían cualidades de líder, y las animó a formar grupos de estudios bíblicos con las otras mujeres. Solo Dios sabe lo que el futuro tiene para las mujeres de esta comunidad".
Kathering MC Donell, periodista, misionera de Estados Unidos en La Plata (2009)
"... de este proyecto me llevo lecciones enormes en mi corazón, de lo que Dios puede hacer en la vida de personas que con humildad se ponen en las Manos de Dios…Llegue a Talapazo (Tucumán) con ochos desconocidos y me volví con ocho AMIGOS y siervos del Rey, donde aprendí de ellos muchísimas cosas…Dios me confirmó en esta experiencia mi llamado…pude comprobar cuan poco y a la vez mucho podes hacer feliz a una persona…y vi nuevamente que Dios NO TIENE LIMITES y que te sorprende en cada paso…mi CONFIANZA en Dios aumento al ver los milagros que hizo en Talapazo…y queda en nuestros corazones la PROMESA de volver a ese lugar, algo que en SETIEMBRE será realidad, con parte del equipo que volverá para seguir dando AMOR a esa gente…".
Matías Lozano, Córdoba (2010)
"Luego de casi 24 horas de viaje, llegué a Angastaco (Salta): caminante que llegas a este pueblo arenoso que te ofrece su fortuna, su amistad y su vino que beberás dichoso, mientras pisas el blanco corazón de la luna, como decía el cartel en la entrada del mismo, donde ahicito nomás (un dicho muy popular de la zona) se encontraba otro que decía: conduzca despacio en este pueblo no sobran los niños. Y así empezaba el proyecto, conociendo a Dora, una colega de Ecuador, que actualmente vive y trabaja en Pinamar. Ella me explicaba como iba a funcionar el equipo odontológico y las tareas que había realizado años anteriores.
El primer día nos llevaron a conocer el hospital donde hablamos con la directora y ella nos prestó la sala de internación de los pacientes varones para que nos instaláramos y comenzáramos a trabajar.
Al vernos, se fue acercando la gente del lugar, en su mayoría niños y mujeres, un poco tímidos y callados, iban dejando que descubriéramos, no solo sus problemas odontológicos sino también la negligencia y falta de atención, que existía en nuestra área profesional, en ese lugar.
Antes de ir imaginaba que realizaría tareas de prevención, enseñanza de técnicas de higiene bucal, ART, asesoramiento dietético, etc pero al ver esas bocas, las urgencias eran mayores: niños con molares recién erupcionados y con indicación de exodoncia, convertidos casi en restos radiculares, abscesos agudos y crónicos de todos los tamaños, gingivitis y cálculo supra e infragingival. Y en los adultos también se observaba la misma situación, en algunos casos con ausencias importantes de varias piezas dentales.
El primer día atendimos 13 pacientes. Al día siguiente, se repitió lo mismo, con más pacientes y de todas las edades. Mientras Dora atendía yo aprovechaba el tiempo y les explicaba como debían cuidarse la boca.
Nos avisaron que había llegado el segundo equipo odontológico nuevo y en medio de nuestro trabajo, lo instalamos. Iba terminando el segundo día y ya habíamos atendido casi 30 pacientes.
Al finalizar ese día el coordinador del equipo nos avisó que a las 5 AM íbamos a viajar a una posta sanitaria llamada Río Grande, que estaba a 90 Km. de distancia, pero debido a que el camino era muy sinuoso y en zona de cerros y montañas, el viaje duraría casi cinco horas.
Viajamos en la ambulancia del hospital, con uno de los quipos odontológicos portátiles. Hacia mucho frío, se nos congelaron hasta las ventanas. Llevábamos a una adolescente de 15 años, embarazada de casi 6 meses de gestación, que aprovechaba nuestro viaje para regresar a su casa, ya que un remis, con un vehiculo 4 x 4, único medio de transporte apto para esa zona, le costaba aproximadamente $200.
También nos acompañaba una agente sanitaria que iba a recorrer el lugar haciendo trabajos de estadística, vacunación, controles y visitas a los pobladores.
Llegamos a Río Grande, un lugar bellísimo, rodeado por cerros de distintos colores y cardones y un río con una acequia escarchada por el frío, porque hacia casi 15 grados bajo cero ese día.
Nos presentaron a la enfermera del lugar que nos indicó donde teníamos que instalarnos.Alli no había electricidad, solo un panel solar y previniendo ésto, los chicos del proyecto llevaron un generador eléctrico para que pudiéramos trabajar.
Al principio del día, no venia nadie, nos miraban desde sus casas, en el cerro, con susto, nunca había llegado un odontólogo al lugar. Además algunas personas no sabían que existía nuestra profesión. Decidimos salir de la posta sanitaria, ir a sus hogares, hablar con ellos de sus costumbres, de sus vidas y así, de a poquito logramos que se fueron acercando.
Sucedían cosas raras, hacia tanto frío que se nos congelaba el agua donde esterilizábamos el instrumental, los materiales odontológicos también se endurecieron, la gente y mi colega temblaban, pero eso no fue un impedimento para trabajar.
Se acercaron los niños y también sus mamás, invitados por nuestros compañeros equipo que jugaban con ellos y les entregaban las donaciones de útiles escolares, ropa y alimentos. Ahí aproveche y los motivé regalándoles cepillos de dientes, enseñándoles la técnica de cepillado correcta y leyéndoles un cuento.
Después nos desbordaron los pacientes, se acercaban familias enteras, ¡atendimos casi 15 pacientes en dos horas! Recuerdo a un señor que parecía mucho mayor y solo tenía 35 años, padre de siete hijos, con una boca muy descuidada, que masticaba hojas de coca con bicarbonato todos los días, con grandes abrasiones y restos radiculares. Tenía un absceso muy agudo en un premolar. Había que actuar y rápido porque teníamos poco tiempo y a la vez, éramos su única posibilidad de atención odontológica en el año. Decidí medicarlo con una dosis de ataque de antibióticos, esperar una hora y después realizarle la exodoncia. Esta terminó con una gran osteotomia con mi turbina, 4 puntos de sutura y un corticoide inyectable. Luego llamé a la enfermera para explicarle que a los cinco días, debía retirarle los puntos ya que yo no iba a poder regresar.
También recuerdo a los niños de ese lugar, con sus rostros quemados por el frío y el sol y sus manitos llenas de tierra, castigada por el trabajo y ausente de caricias. Hubiera preferido quedarme, brindarles muchas cosas más, pero llegaba la noche y debíamos volver a Angastaco.
Al día siguiente, viajamos a otro lugar, un poco más cerca, una finca llamada La Arcadia, que estaba a dos horas de viaje. El dueño era de Tucumán, hacía casi tres años que no iba a verlos. Allí Vivian unas 15 familias que eran empleados y propiedad de él. Sí, me asombre: ¿Propiedad?, me explicaban que ellos también eran vendidos junto con los campos, cultivos y al producción de chivos del lugar.
Otra vez se volvió a repetir lo mismo que en Río Grande: al principio no venia nadie, después vino mucha gente que atendimos hasta la tardecita.
Recuerdo que hable con un niño de 9 años, que dijo estar aburrido porque extrañaba Internet, que solo accedía a ella a través de la escuela. Mirando a mi alrededor, no entendía lo que me decía: un paisaje hermoso, una paz única, casas de adobe, sin baños ni pisos pero con antenas de Direct TV que se las habían regalado para probar la señal en los Valles y para que así les llegara a los huéspedes de los hoteles y Spa 5 estrellas que había cerca.
¿Cuántas contradicciones en un mismo lugar, no? Seguían pasando los días y así íbamos conociendo más lugares, costumbres de vida y personas.
Llegó el fin de semana y nuestro retiro en San Carlos, donde nos reunimos con todos los demás grupos que estaban trabajando en el resto de las poblaciones de los Valles Calchaquíes, excepto los que quedaron varados en la ruta, por causa de la gran nevada. Compartí la experiencia de algunos chicos y chicas universitarios, escuché y conocí a nuevos compañeros, oramos pidiendo a Dios que nos guíe en nuestro trabajo y despedimos al primer grupo que regresaba a sus hogares.
El lunes comenzó la segunda semana, con grupo nuevo de compañeros y trabajando sola en el hospital de Angastaco porque se enfermó la hija menor de mi colega.
Días después nos trasladamos a Pucará, en mi opinión el lugar mas hermoso que visite en los Valles Calchaquíes, pero con un equipo odontológico menos, ya que iba en camino a Santa María (Catamarca), donde había empezado a trabajar otra odontóloga, recién llegada al proyecto.
Nos instalamos en la escuela primaria, conectamos el generador eléctrico y no arrancaba. Entonces decidimos hacer lo que podíamos con esa gran limitación: Dora les hablaba del mensaje de Dios y yo les leía cuentos de motivación para la educación bucal, realizaba algunas exodoncias mientras afuera las chicas repartían ropa, calzado, alimentos, útiles escolares y jugaban con el resto de los niños.
En ese lugar descubrí otra forma de masticación de las hojas de coca, con azucar.Obviamente que esto también se reflejaba en el mal estado de las bocas de los pacientes, sobre todo, en los niños.
El terminar la semana y mi tiempo en este proyecto, me quedaba una mezcla de sensaciones y satisfacciones por el trabajo odontológico realizado, pero también por haber descubierto y brindado amor: hacia el lugar, hacia las personas y hacia los compañeros del proyecto. Me despedí con la promesa de volver el próximo año para seguir brindando mucho más de mi.
"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones" (Salmo 46-1)"
Alicia Mariana Bergese, odontóloga, integrante del Departamento de Educación para la Salud (DES) del Circulo Odontológico de San Francisco y Zona y Federación Odontológica de la Provincia de Córdoba (2010)
"Mi trabajo en el proyecto se desarrolló a lo largo de tres semanas en lugares de una belleza inmensa tanto por el paisaje como su gente y su cultura, de los que aprendí de costumbres, gustos, comidas, formas y sueños. También la posibilidad de conocer personas muy bellas con las que Dios me cruza para formar verdaderos equipos de trabajo y servicio a los que agradeceré siempre su entrega y amor.
Talapazo, Caspichango, San Antonio del Cajón, Toro Yaco, Santa Maria, Amaicha del Valle (pueblos de Tucumán y Catamarca), lugares hermosos y bendecidos en los que el trabajo de servicio me permitió proyectarme y experimentar emociones muy intensas. Paradójicamente algunos de estos lugares tan importantes para muchos no aparecen en los mapas…! (el de los hombres, claro…)
Mi experiencia docente (educación especial y común) y mi pasión por la pintura, puesta en servicio, encontró un lugar de regocijo en la tarea de las artes plásticas. Se organizaron específicamente con técnicas de pintura (esfumado con tizas, pintura con acrílicos) se usaron como motivadores el paisaje conocido y el uso de elementos del medio natural para realizar las actividades (plantas, hojas, ramitas, piedras, otros). Participaron activamente en las clases y con mucha atención lograron la producción de obras de arte personales y originales que se llevaron de recuerdo a sus hogares. Esta actividad creativa fue muy requerida por niños de todas las edades desde adolescentes hasta los más pequeños, sin dejar de recordar que Nelly y Natividad, señoras de Talapazo, también se incorporaron con mucha alegría al trabajo.
Los momentos fueron siempre impregnados de un sentido de comunidad y comunicación, pudiendo entablar con naturalidad y fluidez una relación especial con los niños, los que tuvieron la posibilidad de escuchar y vivenciar a Dios en nuestras vidas.
Pude ver en todo tiempo, y desde las características socio-culturales de los niños, una apertura muy especial a “recibir”, a través de charlas ocasionales e informales, de películas, de juegos y relatos, respondiendo con mucha alegría, sensibilidad, calidez y “frescura”.
En la ciudad de Amaicha tuvimos la posibilidad de organizar charlas para niños, preadolescentes y adolescentes de la Escuela 10 y de la Escuela Agrotécnica, con temáticas de prevención y salud bucal y con los mas grandes “toma de buenas decisiones”. Resultaron muy positivas, llegando a mucha cantidad de ellos y entablando diálogos y acercamientos muy interesantes.
Fue mi primer experiencia en el Proyecto Valles Calchaquies, a la que llego por esas “causalidades” que Él nos disfraza de “casualidades”, estaba a la puerta de una experiencia que cambiaria definitivamente el rumbo de mi vida.
En lo personal fue de gran impacto en mi vida espiritual, pude ver el “brillo” del Señor en los lugares más recónditos de la geografía, donde no llegan a veces ni los medios más comunes de comunicación pero si la comunicación más hermosa con Dios y puede estar muy presente.
Los tejidos de Dios me siguen asombrando y maravillando, cómo en corazones blandos como la arcilla, Él obra y provee los recursos y redes de amor para que su palabra llegue y esté disponible para todos por igual, tanto para un hombre de apariencia rústica que vive en la soledad de la montaña, como para un estudiante universitario que vive en la vorágine de la ciudad y rodeado de la última tecnología.
El prójimo está ahí, al alcance de la mano y de nuestro corazón, es como que todo lo que Dios nos dice en la Biblia está en una práctica permanente y hermosa. Simplemente hay que disponerse a ser un instrumento. El poder de la oración se potencia aún más en la paz y la belleza del paisaje mas hermoso que me haya podido imaginar y que solo el Dios bueno e infinito puede haber creado. Me permitió ser protagonista de milagros en vivo y directo:
La ola de frio más fuerte y cruda en los últimos cincuenta años se dio en esos días, trajo nieve, temperaturas muy por debajo del cero, congelamiento, falta de agua, de señal telefónica y aislamiento. En toda esta realidad aparece Jairo, un nene de muy corta edad que evoluciona en una enfermedad que según la doctora de nuestro equipo (Jimena) lo lleva a peligro de muerte si no se actúa en forma rápida. Con comunicación telefónica cortada hacía tres días por la ola de frío y a cinco horas de camino muy difícil entre la montaña solamente el recurso era la oración. Con el equipo de trabajo nos dispusimos con mucho fervor al recurso divino de orar por un milagro. Y la oración fue contestada; el teléfono se comunico por primera y única vez con el Hospital de Santa María y esa noche por un camino prácticamente intransitable llego una ambulancia que llevó a Jairo y su mamá hasta el hospital para recibir la atención médica que necesitaba y así salvar su vida. Dios es fiel.
Es la experiencia más profunda y maravillosa que me sorprendió e impactó minuto a minuto, generando un gran deseo de volver a esos lugares, con los que siento, estoy unida por el lazo del compromiso y servicio desde al amor al prójimo.
Gracias a todos los que de alguna manera participaron de este viaje, estando en los valles o “viajando con su corazón”.
Marisa Korell, docente de la ciudad de Urdinarrain, Entre Ríos (2010)
“Dios me habló de una manera muy impactante en todo el tiempo vivido... me dasafió a más, a no conformarme, a seguir impactando desde el lugar en el que esté, a no quedarme quieta. Añoro con el corazón extender su Reino, desde mi lugar de influencia, con responsabilidad. Y algo importante también es que siento que Dios me está llamando para las misiones..."
Luciana Baldiviezo, estudiante de psicología, Universidad Nacional de Tucumán (2011)
"Pudimos interactuar con gente de variadas edades tanto niños como jóvenes, adultos y ancianos, para que pudieran participar de las diferentes actividades, los payasos para los niños, los partidos de futbol para los jóvenes, y películas para los adultos y ancianos, con gran parte de ellos pudimos compartir de Cristo y muchos aceptaron a Cristo en sus vidas... Fue una experiencia que marcó un antes y un después en mi vida..."
Jorge Rosa, 24 años, Montevideo, Uruguay (2011)
"Olga es una mujer de 64 años. Ella Vivió toda su vida en los valles, en la zona de Animaná (Salta). Tiene 13 hijos y 30 nietos, de los cuales, la mayoría de ellos, viven con ella en la misma casa. Es separada hace 29 años y aun carga con ese dolor.
Hoy, con sus hijos ya grandes, tiene muchas dificultades para sustentarse económicamente. Esta situación se complica aún más debido a que, por su edad y vida que ha llevado, sufre de dolores de huesos y dificultades renales y no cuenta con los recursos necesarios para mantener un tratamiento médico adecuado. Aún así, sus hijos le demandan trabajos forzosos.
Olga nos contó que, en muchas ocasiones, ella se aparta de su casa y pasa tiempo llorando y lamentado su situación porque ya no tiene más fuerzas e, incluso, desea morir.
Tuvimos la oportunidad de compartirle de Cristo y se mostró muy dispuesta y con deseos de conocer más de Dios. Hizo una decisión de fe. Recibió a Cristo es su corazón y le enseñamos a orar y a buscar refugio en Dios. Nos Pidió que sigamos visitándola para poder escuchar más.
Ya el miércoles visitamos a Olga y la encontramos mejor.
Nos compartió un poco más de su vida, y se mostró preocupada por su familia, especialmente por sus hijos.
Nos dijo que había empezado a orar por sus necesidades; ahora en lugar de llorar a escondidas le agradece a Dios por darle fuerzas.
Le llevamos una bolsa con ropa y mercadería y se mostró muy agradecida. Nos dio su número para que podamos contactarla para nuevas visitas y acercarse a la iglesia. Antes de irnos oramos por ella.
Al otro día (jueves) volvimos visitarla. Se puso muy contenta de vernos. Nos contó que tuvo novedades respecto a su jubilación.
Como le cuesta leer las letras pequeñas, le armamos una carpeta con versículos y promesas bíblicas en letra grande. Se sintió agradecida y emocionada al leer los versículos e identificarse con ellos. Volvió a pedirnos el contacto con la iglesia y una de sus nietas más cercanas, María Belén, se comprometió a acompañarla a la iglesia.
Quedamos en llamarla por teléfono desde nuestras casas ya que nos adoptó como sus nietas. Nos dijo que el conocernos fue un regalo de Dios para cambiar su vida".
Melina Villaverde, 22 años, estudiante de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (2011) y
Geraldine Vezzoni, Mendoza (2011)